En el Palacio de Bellas Artes, recibe Gonzalo Celorio Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2022
* Por su libro Mentideros de la memoria, que enriquece, engalana, enorgullece la trayectoria del certamen, expresó la directora general Lucina Jiménez
* Recibo con emoción y gratitud el premio que lleva el nombre de Xavier Villaurrutia, autor a quien le he dedicado más páginas de mi obra ensayística, comentó Celorio
Redacción
En una tertulia literaria celebrada entre la amistad y el reconocimiento, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el escritor Gonzalo Celorio recibió el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2022, por su obra Mentideros de la memoria, libro en el que reunió una veintena de textos referidos a escritores con quienes mantuvo algún diálogo o una amistad estrecha, como Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Augusto Monterroso, Humberto Eco, Dulce María Loynaz, Eliseo Diego y Juan Rulfo, entre otros.
El diploma le fue otorgado en una ceremonia por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), mediante la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), en colaboración con la Sociedad Alfonsina Internacional (SAI).
A ella asistieron la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López; Vicente Quirarte, en representación de la Sociedad Alfonsina Internacional, y las y los miembros del jurado del certamen: Pura López Colomé, Marianne Toussaint y Fernando Fernández –quienes hicieron los comentarios respectivos a la obra–, acompañados de Karen Villeda, coordinadora nacional de Literatura, como moderadora.
Gonzalo Celorio: emoción y gratitud
Emocionado al recibir uno de los premios más importantes de la literatura mexicana, Gonzalo Celorio afirmó: «Me conmovió el análisis del jurado. En esta obra hablo sobre escritores que fueron protagonistas de la literatura hispanoamericana del siglo XX, a quienes pude conocer y con quienes pude hablar o llevar una amistad entrañable. De algunos, incluso, pude ser discípulo».
«Este libro es una especie de autobiografía en la que el protagonista no es quien escribe, sino los escritores que desfilan por esas páginas. Soy un testigo privilegiado, pero un testigo. Es una historia crítica de la literatura hispanoamericana, endulzada sobre ciertos elementos narrativos, ficcionales y no, para que el lector no abandone el libro.
«En esta afortunada circunstancia en la que recibo, con emoción y gratitud, un premio que lleva el nombre de Xavier Villaurrutia –el poeta mexicano al que más lectura, horas, páginas de mi obra ensayística y amor he dedicado– quizá debería de guardar silencio, en concordancia con una de las características dominantes de nuestra tradición poética, según el canon establecido por él mismo”.
Pero ni Villaurrutia ni sus compañeros del “grupo sin grupo” callaron cuando sus obras y sus personas fueron marginadas por el discurso oficial, que execraba su modernidad, su experimentación y su cosmopolitismo. Ellos supieron poner la marginalidad en el centro, agregó.
En el máximo recinto de la cultura en México, la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López, luego de poner en manos del escritor el diploma referido, afirmó que es elocuente las razones por las cuales la obra de Gonzalo Celorio –y particularmente Los mentideros de la memoria– enriquecen, engalanan, enorgullecen el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores.
Considero que cuando este tiempo mexicano requiere que la palabra resuene, es desde la literatura donde ha de incidirse para poder encontrar, en lo más profundo de nuestros dilemas y de nuestros corazones, aquello que nos permita saber por dónde hemos de caminar.
“Y efectivamente –dijo– las rutas son muy diversas: son tan diversas como aquellas que nos abre la obra de Gonzalo Celorio para darnos la oportunidad, a través de su mirada, de su memoria, de su corazón, de acercarnos a ese otro tiempo mexicano donde se fragua, donde se forja, donde se contradice, donde se debate la modernidad mexicana”.
Expuso que el hecho de que él haya realizado este ejercicio de memoria –escribir el libro Mentideros de la memoria– en un tiempo tan difícil, en un tiempo de pandemia, casi cuesta trabajo creer que esos años de encierro hayan dado un fruto tan fértil, tan necesario para este tiempo actual, “porque la obra de Celorio ha de ser básica y fundamental para entendernos en nuestro presente, pero también en el sentido de adónde hemos de caminar”.
La titular del Inbal comentó que Gonzalo Celorio hace en dicho texto una crónica memorable, autobiográfica, pero sin protagonismo. “En realidad, nos va colocando en esos momentos, en esos trazos, en esas contradicciones, en esos espacios donde se están dirimiendo en esa época los diversos caminos de la literatura mexicana, de la vida cultural. Y lo hace colocando a los personajes desde lo humano, desde esa fragilidad, desde esa dimensión absolutamente obsesiva, generosa o, al mismo tiempo, llena de contradicciones”.
En la Sala Manuel M. Ponce, resaltó que “hoy estamos aquí para recordar desde seis visiones distintas –porque esta mesa, espero que algún día esté en las crónicas y en las memorias de este tiempo–, porque son seis generaciones, seis escrituras, seis formas de acercarse a la literatura las que hoy han venido a refrendar por qué la obra de Gonzalo Celorio es la ganadora de esta edición del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores.
En ese sentido –concluyó– quiero celebrar la presencia de todas y todos ustedes acompañando a Gonzalo Celorio, y celebro la presencia de la diversidad de voces, de miradas, de trayectorias que están presentes, escritoras y escritores, músicos, intelectuales: personas que viven hoy en día el trabajo intelectual en universidades, en los centros culturales y en donde la libertad de expresión y el enriquecimiento de la palabra, en esa diversidad que somos, es lo que prevalece.
Sus trabajos se incorporan al imaginario con sabiduría
En su participación, Vicente Quirarte declaró que la obra de Gonzalo Celorio pone a funcionar la memoria, pero lo hace de una manera que lo narrado es superior a lo vivido.
“No todo el que suma materiales es un constructor y mucho menos un arquitecto; la solidez y permanencia de la escritura de Gonzalo se debe a su convicción de que una catedral no se construye de un día para otro; sus trabajos se incorporan al imaginario con sabiduría y asombro”, agregó.
En este sentido, Quirarte puntualizó que la escritura de Gonzalo Celorio es una casa de ventanas abiertas, sólida y generosa, construida con materiales tan nobles como eternos. Ese milagro celebramos y agradecemos.
Por su parte, la escritora Pura López Colomé, integrante del jurado calificador, agradeció la oportunidad de leer a profundidad al galardonado escritor, recordó que fue su profesor en la universidad y dio lectura a un texto titulado No miente la memoria.
“¿Qué es la memoria? Es la parte sensible del alma que toma imágenes de impresiones sensoriales, por tanto, pertenece a la misma parte del alma que la imaginación… de estos conceptos filosóficos cualquier artista, cualquier escritor serio, guarda en su fuero interno íntima relación entre memoria y alma por más ramificaciones que reconozca en ello, en lo personal sin memoria, no sé vivir”.
Asimismo, otro miembro del jurado, Fernando Fernández, dijo: Cuando recibí la caja en la que estaban incluidas las obras que participarían en este premio, alrededor de 80, al ser parte del jurado, me preocupé muchísimo por varias razones. Sobre todo, porque supe que ahí había un serio candidato para ganar este galardón.
(Mentideros de la memoria) es un libro que conozco bien, participé en su presentación editorial, lo he leído un par de veces y conocía varios textos. Naturalmente me preocupé porque si yo proponía este libro como candidato para ganar este premio, era evidente que había una relación amistosa, bien sabida, desde hace muchos años, pues Gonzalo también fue mi maestro.
Poco antes, la escritora Marianne Toussaint había mencionado que “este libro, estas memorias en esos absurdos de los personajes que maneja, que describe con mucha distancia y con mucha humildad, él también toma una postura no protagónica.
“Entonces, es un libro que sí, que no tiene mentiras, tiene el foco en la lente de un ser absolutamente sensible al que se le nota en su escritura, ni la presume ni la oculta, simplemente él está escribiendo de su vida y de estos personajes”.
El Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores surgió en 1955, por iniciativa del crítico literario Francisco Zendejas. Desde entonces, su propósito es estimular, apoyar y difundir las letras mexicanas, así como la producción literaria de autoras y autores —tanto latinoamericanos como iberoamericanos—, con la condición de que la obra premiada haya sido publicada en México.
El reconocido escritor ha incursionado en los géneros de la novela y el ensayo, al publicar cinco novelas: Amor propio, Y retiemble en sus centros la tierra, Tres lindas cubanas, El metal y la escoria y Los apóstatas, y una docena de libros de ensayos, entre ellos El surrealismo y lo real maravilloso americano, Tiempo cautivo. La Catedral de México, La épica sordina, México. Ciudad de papel, Ensayo de contra conquista, Cánones subversivos y Del esplendor de la lengua española. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, griego y chino.